Después de un tiempo que pareció interminable llegamos finalmente a Varsovia. Será que hace mucho tiempo que fué que vine o que el invierno deja una estampa diferente, pero la ciudad ahora tiene otro color, si es que estos grises y azulados lo son. La temperatura se ubica todos los días cerca de los cero grados, a las 4 de la tarde ya se ocultó el sol y las calles parecen más largas de lo que eran en aquel mayo en que estuve por acá. En estos primeros días ha sido un poco difícil aclimatarse, es cierto, pero el sabor del serek wanilliowe asi como de la cerveza zywiec son tan buenos como en mis lejanos recuerdos. El jet-lag ha sido nuestro peor enemigo hasta ahora, con estos días cortos, adormilados en el día y despertando en la madrugada como evocando las tardes en México y sintiendo que las horas se hacen cortas, tal vez un poco mas pesadas, quizás deberíamos levantarnos más temprano, aunque a veces no resulta tan fácil hacerlo como escribirlo. Hoy se cumplieron 30 años de la implantación del toque de queda en Varsovia, de que Lech Walesa y sus huestes de obreros cimbraron las calles para exigir que hubiera más justicia, más oportunidades y vaya que ahora parece que las hay. A esta hora la ciudad ya no luce tan agitada, de hecho es de lo más tranquila en un día como hoy, con perros y gente caminando bajo estas luces y este frio tan específicos, con la silueta de algunos arboles de navidad recortados en la distancia.
Warzawa, Polska 13 grudnia 2011
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Interesante resulta conocer hechos históricos que muchas veces pasan desapercibidos por la falta de interes en ello, pero eso de que se cumplan 30 años de que se implantara el toque de queda que derivó en mejores condiciones son cosas que a mi por lo menos me llaman la atención.
ResponderEliminarPues si que se ve complicado tener un día de 8 horas o menos, supongo que es toda una nueva experiencia pero no me imagino algo asi.
Es bueno saber e imaginar lo que sucede a partir de estas crónicas, así que seguiré al pendiente de las narraciones que hagas.
Un abrazo.
Tu narración huele a nieve, al menos a una promesa de nieve. Esos azules y grises poco antes de las cuatro de la noche invitan a hibernar, no me extraña que además del jet-lag les cueste levantarse. Al menos los varsovianos han llegado poco a poco a las noches largas, para ustedes ha sido en un parpadeo.
ResponderEliminarAbur viajero amigo :)